TERAPIAS HUMANISTAS: LA TERAPIA FOCALIZADA EN LA EMOCIÓN
Antes de comenzar a hablar de la Terapia Focalizada en la Emoción (TFE), cabe preguntarse: ¿qué significa eso de orientación humanista?
La psicología humanista investiga además del sufrimiento humano, el crecimiento y el autoconocimiento de nosotros mismos. Una de sus premisas principales es el trabajo en “el aquí y el ahora”, donde toda persona debería ser capaz de disfrutar de la experiencia presente y enriquecerse de ella, y en el momento en el que no es capaz de hacerlo es cuando aparecen los “síntomas”.
Por ello, la orientación humanista trabaja, entre otras cosas, con las emociones, entendiendo que éstas no son ni buenas ni malas, sino simplemente útiles, proporcionándonos información que nos permite adaptarnos a nuestro entorno y a las circunstancias que nos van sucediendo. Cuando una emoción no es experimentada o expresada adecuadamente en un conflicto o situación emocionalmente importante, se queda sin resolver y puede acabar produciendo otros dolores secundarios menos claros y que nos generan una sensación de malestar elevada.
La Terapia Focalizada en la Emoción concibe la salud de la persona como la integración entre la emoción y la razón, como si nuestras emociones plantearan problemas para que la razón pueda resolverlos. Por tanto, esto implica que seamos capaces de poner palabras a lo que sentimos.
El psicólogo/a que trabaja desde esta orientación busca ayudar a la persona a ver qué es lo que está sucediendo en “el aquí y el ahora” de su experiencia, observando las emociones presentes y viendo si estas son adaptativas o no. En el caso de que estas emociones no sean adaptativas, se trabaja en la profundización de las mismas, buscando en la historia de vida el origen de dichos conflictos y permitiendo a la persona que exprese aquello que no pudo expresar. Por tanto, el trabajo estará orientado a la sanación de esas heridas, de manera que la persona pueda sentirse más libre, plena y congruente consigo misma.
Para acceder a estas emociones y que se puedan activar, el psicólogo/a utilizará distintas vías de entrada. Estas pueden ser tanto narrativas como corporales, accediendo a los significados, motivaciones, deseos, necesidades, sensaciones físicas y recuerdos de la persona. Entre sus herramientas de trabajo fundamentales están la validación emocional, el nombrar emociones, ayudar al paciente a atender a su cuerpo, ejercicios de dramatización, y otros miles de recursos creativos que el psicoterapeuta utilice adaptándose de manera individual a la persona que tiene enfrente.
En Psicología Emociones creemos que cada persona tiene la capacidad innata de crecer, evolucionar y autorealizarse, y la patología surge cuando estas capacidades se bloquean por distintas razones. El individuo debe aprender a ser él mismo, por tanto, es él el único responsable de encontrar su propio camino. La función del psicólogo/a será entonces la de guía, acompañamiento, ayuda en la exploración y autoconocimiento, todo ello desde una posición de escucha, respeto y aceptación, dejando total libertad para que sea la persona la que decida su propio camino y se encuentre a sí misma.
Claudia Martínez Martínez