VACÍO: NUESTRAS HERIDAS EMOCIONALES
Pero un día, de golpe, todo eso se fue y ella se quedó con un gran vacío. Un enooooorme vacío. Así comienzan algunas de las primeras páginas de Vacío, el cuento ilustrado de Anna Llenas que nos trae la historia de Julia. Una niña a la que, de pronto, su vida le cambia por completo.
¡Y qué vértigo! Cuando todo es tan diferente, cuando llega de manera inesperada, o cuando ni siquiera habría cabido esa posibilidad entre tus planes. Circunstancias y experiencias de vida que parecen arrancarte una parte de ti, conectarte con una gran sensación de soledad, o hacerte echar de menos intensamente a algo o a alguien. La pérdida de un ser querido, una ruptura amorosa, un cambio de trabajo, … O, incluso, carencias muy profundas y desatendidas podrían ser circunstancias capaces de hacer despertar una sensación tan intensa de dolor y de vacío.
En esta historia, Julia trata angustiosamente de mitigar y de tapar este agujero, buscando y rebuscando aquello que pueda apartarla de emociones tan desagradables. Aquello que, por fin, pueda desconectarla de ese intenso dolor. Compras compulsivas, sobreingesta de comida y de sustancias, nuevas relaciones, redes sociales, … Le podrían llevar a experimentar nuevas e intensas sensaciones con las cuales dejar de sentir eso que tanto duele y asusta. Pero… ¡Oh, oh! ¿Realmente lo consigue? A pesar de todos sus intentos, ese maldito vacío sigue ahí.
Sin quererlo, cuando se atraviesa una situación tan desbordante puede tratarse, incluso a veces impulsivamente, de evitar estas emociones asociadas (la soledad, la sensación de vacío, la tristeza, la incertidumbre, la sensación de estar perdidos, …). Y en realidad, esta conducta refleja repetidos intentos de permanecer en un estado de desconexión que no permiten revisar y atender lo verdaderamente sentido. Qué miedo pararse a mirar ese agujero que te acerca a lo desagradable y lo doloroso… Pero qué necesario a la vez. No se puede curar una herida sin saber cuáles son los cuidados que necesita y, para ello, sin duda requiere ser observada y revisada.
En ocasiones, esta desconexión emocional no solo se mantiene a consecuencia de una sensación de vacío surgida de manera precipitada. A veces, es el mecanismo de protección mantenido en el día a día y ante situaciones cotidianas: el que permite pulsar el botón de apagado de aquellas emociones que no se querrían sentir. Evitación y desconexión = Malestar en off. De manera inmediata, sin duda facilita una sensación placentera; sin embargo, el vacío o aquello que tanto duele seguirá devolviéndote a esas emociones tantas veces evitadas. Por el contrario, atenderlas te dará muchas pistas sobre tus miedos, necesidades, carencias, fortalezas, expectativas, … ¿Qué busco? ¿Qué es lo que realmente quiero? ¿Qué me asusta sentir? ¿De qué no querría responsabilizarme? ¿Qué necesitaría permitirme? ¿Qué consiento a causa de esto? Te ayudará a darte cuenta de aquello realmente doloroso, de lo escondido en las profundidades de ese vacío o de esa herida. Por supuesto, te permitirá conocer lo verdaderamente necesario para cerrarlos y, también, descartar esto que solo supone un parche o un mecanismo para desconectarte a nivel emocional: en lugar de protegerte tras una actividad frenética, una relación poco satisfactoria, o una estabilidad que intenta garantizar tu tranquilidad, pero te asfixia cada vez más, pondrás en marcha otros mecanismos con los que calmar toda esa agitación emocional. Si te permites sentir podrás entonces descubrir cuáles son tus herramientas, tus singularidades y lo verdaderamente saludable para ti.
Uno de los descubrimientos o reconocimientos más potentes del proceso terapéutico es precisamente éste. Vacíos, carencias y heridas necesitan ser revisados, cuidados y atendidos con mecanismos lo suficientemente reparadores. Mecanismos con los cuales te permitas ser consciente de las emociones surgidas para no mantener relaciones dependientes o, incluso conformistas, a través de actividades, sensaciones o personas que simplemente facilitan apagar momentáneamente el malestar. Protegerse será siempre la reacción más inmediata ante lo desconocido y lo peligroso, de ahí que este apagado emocional resulte útil para ello, pero, a veces, tocará pararse a reflexionar sobre si ésta es una protección real y lo suficientemente efectiva.
Por supuesto, queda pendiente descubrir lo ocurrido con Julia y ese maldito vacío…
Laura Sánchez-Palomo